viernes, 4 de noviembre de 2011

Cómo enfrentarnos a una entrevista de trabajo

Una entrevista de trabajo es una carta de presentación presencial en la que debemos mostrar nuestra mejor cara e impresión posibles.

Es importante anticiparnos, acudir a la entrevista habiendo hecho un repaso mental de quién somos y de por qué estamos allí. Una entrevista de trabajo no está relacionada únicamente con nuestro perfil profesional, también para conocer más de nosotros a nivel personal; nuestros intereses y aspiraciones, al fin y al cabo el trabajo debe ser ante todo humano.
Antes de nada, tenemos que hacer un análisis previo de la empresa, de su filosofía, su funcionamiento,
todo ello, para poder guiarnos por el perfil profesional que están buscando y que se asemeje al máximo a lo que nosotros queremos transmitir, demostrar que somos la persona indicada para ese puesto de trabajo.

La comunicación no verbal es un aspecto crucial a la hora de realizar una entrevista de trabajo; nuestros gestos,nuestra postura, e incluso nuestra forma de vestir, dicen mucho más de lo que podemos imaginar sobre nosotros mismos. Es importante controlar la postura: espalda recta y brazos nunca cruzados. En cuanto a los gestos, mostrar la mejor cara posible, parecer relajado pero respetando las distancias y teniendo claro que estamos en territorio ajeno.

Nuestra forma de expresarnos también es determinante, debemos mostrarnos positivos, escuchar siempre con atención y preguntar con educación cuando no entendamos algo. No debemos responder con monosílabos, todas nuestras respuestas tienen que estar perfectamente argumentadas, mostrando así que tenemos facultades y capacidades suficientes para ocupar el puesto, pero siempre desde la humildad.

No debemos echar por tierra el trabajo de los demás ni criticar a nadie, pues ninguna empresa querrá tener entre su personal a profesionales poco fiables que hablen mal de su empresa en el caso de que dejen de trabajar allí. En cuanto al tema salarial, no es una indiscreción preguntar por él, pero siempre debemos hacerlo partiendo de que nuestro interés se basa principalmente en el  aprendizaje con la empresa, en realizar una tarea que nos gusta y en tener la oportunidad de crecer profesionalmente.

Entre las preguntas frecuentes, podemos encontrar las siguientes: ¿Por qué escogiste esa carrera? ¿Por qué quieres cambiar de empresa? ¿qué tal la relación con los antiguos directivos? ¿qué funciones desempeñabas? ¿cómo era la relación con tus compañeros? ¿cómo has contribuido al éxito de tu empresa? ¿cuáles son tus logros personales más reconfortantes? ¿por qué quieres trabajar en esta empresa? ¿por qué debería contratarte a ti y no a otro candidato? ¿por qué crees que estás preparado para este trabajo? ¿cuáles son tus virtudes y tus defectos? ¿a qué sueldo aspiras?

También podemos realizar preguntas acerca de qué papel desempeñaríamos en la organización, si hay un programa de formación para los empleados o si la empresa tiene en mente planes de expansión, entre otras cuestiones.
Al finalizar la entrevista no hay que olvidar preguntar acerca de cuándo podremos conocer el resultado. Si no nos seleccionan, nunca hay que mostrar una actitud negativa, siempre hay alguna posibilidad de que vuelvan a llamarnos en otra ocasión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario